¡Hola Elmer! Me parece muy interesante tu planteamiento sobre la IA como herramienta para perfeccionar habilidades terapéuticas. Coincido en que, bien utilizada, puede potenciar el entrenamiento técnico, por ejemplo, mediante simulaciones o análisis de casos.
Sin embargo, me gustaría profundizar en algunos puntos:
1. Replantear el riesgo de deshumanización: Aunque señalas que la IA no reemplaza lo humano, ¿Cómo evitamos que los futuros terapeutas, al entrenar mayormente con IA, pierdan la capacidad de responder a la complejidad emocional real de un paciente? Podríamos preguntarnos si el entrenamiento técnico que no se complementa con experiencias humanas reales podría generar una empatía “simulada” o insuficiente. de la misma manera que en su momento se cuestionaban las practicas realizadas con cadáveres.
2. Calidad y sesgo en los datos de entrenamiento: Otro aspecto crucial es la fiabilidad de los datos usados para entrenar las IAs que simulan pacientes. ¿Qué criterios asegurarán que los escenarios y respuestas de la IA reflejen una diversidad cultural, emocional y social adecuada? Si los datos de origen son limitados o sesgados, el aprendizaje técnico también podría reproducir esos sesgos.
3. Soluciones alternativas y complementarias: Quizá, más que ver la IA solo como una herramienta de perfeccionamiento técnico, podríamos integrarla en un modelo mixto de formación, donde los estudiantes alternen entre simulaciones IA y prácticas supervisadas reales. Además, sería interesante explorar el uso de IA como “espejo” para el terapeuta, ayudándolo a identificar sus propios sesgos o áreas de mejora emocional en su estilo de intervención.
4. Ética en el entrenamiento con IA: Por último, un punto que me parece poco explorado es la ética en el uso de IA en la formación: ¿los estudiantes deberían ser informados y reflexionar explícitamente sobre los límites de estos entrenamientos automatizados? Esto podría formar parte misma de la capacitación ética profesional.