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Los Dilemas Éticos del Uso de la Inteligencia Artificial en la Revisoría
La irrupción de la inteligencia artificial (IA) en los distintos campos profesionales ha transformado radicalmente la forma en que se recopila, analiza y reporta la información. En la disciplina de la revisoría fiscal, esta transformación trae consigo oportunidades, pero también dilemas éticos profundos que merecen una reflexión crítica.
Por un lado, la IA promete aumentar la eficiencia, reducir errores humanos y detectar patrones de fraude con una precisión que difícilmente podría alcanzar el ojo humano. Puede automatizar tareas rutinarias, como el análisis de grandes volúmenes de datos financieros, y liberar tiempo para que los revisores fiscales se enfoquen en juicios profesionales y toma de decisiones estratégicas. Desde esta perspectiva, la IA se presenta como una aliada de la ética, al fortalecer la transparencia, la objetividad y la rendición de cuentas.
Sin embargo, su uso plantea serias preocupaciones. Uno de los dilemas éticos más relevantes gira en torno a la responsabilidad: ¿quién responde por un informe o juicio erróneo cuando ha sido generado, total o parcialmente, por un algoritmo? Además, la opacidad de muchos modelos de IA, especialmente los de aprendizaje profundo, hace que sus decisiones sean difíciles de auditar, lo que choca frontalmente con el principio de trazabilidad que rige la labor del revisor fiscal.
Otro dilema importante es el de la dependencia tecnológica. El profesional corre el riesgo de delegar el juicio ético y crítico a una herramienta que, aunque poderosa, no tiene conciencia, valores ni capacidad de ponderar contextos humanos y legales. Esto puede conducir a una deshumanización del proceso de fiscalización y a una posible pérdida del criterio profesional.
En el ámbito académico, estos dilemas también son evidentes. La formación ética de los futuros revisores fiscales debe incluir una profunda comprensión de las capacidades y limitaciones de la IA. No basta con enseñarles a usar herramientas tecnológicas; es imperativo formar profesionales con pensamiento crítico, capaces de cuestionar las implicaciones éticas de lo que delegan en una máquina.
En definitiva, la IA no es ni buena ni mala en sí misma. Su impacto en la revisoría fiscal dependerá de cómo se integre con los principios éticos que rigen esta profesión. El reto está en encontrar un equilibrio entre el uso de la tecnología y la responsabilidad humana, asegurando que la IA sea una herramienta que potencie la ética y no que la suplante.
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1 Reply
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La reflexión sobre la responsabilidad y la dependencia tecnológica me parece fundamental. Quisiera complementar el análisis resaltando que, además de los riesgos que se menciona, la <strong data-start=”719″ data-end=”756″>brecha de comprensión tecnológica entre los revisores fiscales también puede convertirse en un dilema ético. Si algunos profesionales no comprenden cómo funcionan las herramientas de IA, pueden emitir juicios erróneos o depender ciegamente de los resultados, lo cual pone en riesgo la calidad y la ética del dictamen fiscal. Sería importante que la formación ética incluya también el fortalecimiento de competencias digitales básicas para garantizar un uso crítico de la tecnología
Cordial saludo.
<font style=”vertical-align: inherit;”><font style=”vertical-align: inherit;”>Camilo E.</font></font>
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